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Dado que las personas mayores, especialmente las que residen en centros de asistencia, suelen estar en una posición de desventaja física y/o cognitiva con respecto a sus cuidadores, el maltrato a las personas mayores es una desafortunada realidad común. Cada año, dos millones de personas mayores se ven afectadas por los malos tratos, y el 36% de las residencias de ancianos han incumplido su deber con los residentes.
Las úlceras de decúbito, por ejemplo, son una clara señal de advertencia de que algo ha ido mal en el cuidado de una persona en silla de ruedas o encamada. A menudo son el primer indicador visual de problemas más profundos.
El maltrato a las personas mayores puede manifestarse de varias formas:
- Negligencia
- Abuso físico
- Abuso emocional
- Abuso sexual
- Explotación financiera
De ellos, el abandono es el más frecuente. Muchos centros no forman a su personal al nivel necesario para atender los complejos problemas médicos que poseen las personas de edad avanzada, o simplemente carecen de personal suficiente para atender a los residentes de los que son responsables.
La negligencia del cuidador no siempre es fácil de detectar, pero algunas señales de advertencia comunes incluyen:
- Llagas en la cama
- Aparición repentina de síntomas de depresión
- Residentes retraídos, temerosos, inusualmente silenciosos o que lloran con frecuencia
- Residentes agitados, enfadados o acusadores
- Pérdida rápida de peso, desnutrición o deshidratación crónica
- Medicación excesiva o insuficiente
- Lesiones inexplicables, hematomas o huesos rotos
- Fallos en el diagnóstico de nuevas afecciones
LLAGAS EN LA CAMA
Las escaras, también conocidas como úlceras por decúbito, úlceras por presión o llagas por presión, son el signo más claro de negligencia en las personas mayores porque son casi totalmente prevenibles. Estas lesiones se producen cuando se deja a los residentes sin vigilancia en la misma posición durante largos periodos de tiempo. Cuando no se alivia la presión sobre una zona concreta, acaba por formarse una pequeña herida.
Esa pequeña herida, si no se trata, acabará deteriorándose e infectándose. El tejido se necrosará (lo que significa que morirá y se pudrirá) y la llaga se expandirá lenta pero seguramente tanto en diámetro como en profundidad. Con el tiempo, la úlcera de decúbito llegará hasta los huesos del individuo (que suelen ser el punto de presión) e incluso hasta los órganos internos.
Las prominencias óseas (zonas de hueso que están cerca de la piel) de las que suelen emanar las escaras son:
- Hombros
- Tacones
- Codos
- Sacrum
- Caderas
Las cuatro etapas de las úlceras de decúbito
- Estadio I: Se forma una pequeña mancha de piel enrojecida pero no dolorosa del tamaño de una moneda.
- Etapa II: La mancha crece en diámetro y profundidad.
- Etapa III: La mancha sigue creciendo en diámetro y profundidad y la herida se necrosa al morir y pudrirse el tejido.
- Etapa IV: El tejido necrótico se infecta, descarga pus y otros fluidos, y emana un olor desagradable.
Según una investigación de los CDC, hasta el 10% de los residentes de residencias de ancianos tienen escaras, el 20% de los residentes con pérdida de peso reciente tenían escaras, y el 35% de los residentes con escaras en fase II o superior requerían servicios especiales de cuidado de heridas.
RESPONSABILIDADES DEL CUIDADOR
Muchas personas que se encuentran en centros de atención asistida, como las residencias de ancianos, carecen de la capacidad de reposicionarse físicamente. Dependen totalmente de los cuidadores para que no les salgan escaras, o para que las que tengan no se agraven.
Las leyes federales y estatales exigen a los cuidadores de ancianos que evalúen a todos los nuevos residentes para determinar el riesgo de formación de escaras. Deben girar y cambiar de posición a los pacientes propensos a las escaras cada dos horas como mínimo, y tienen el deber de permanecer atentos a la formación de escaras para poder tratarlas con prontitud.
También pueden ser necesarias otras intervenciones, como cojines especializados, colchones de aire y otras tecnologías médicas que reducen la presión en la región afectada.
DERECHOS DE LOS RESIDENTES EN RESIDENCIAS DE ANCIANOS
Existen numerosas leyes estatales y federales que regulan el tratamiento de las personas que se encuentran bajo el cuidado y la supervisión de un centro de asistencia, como una residencia de ancianos.
En Pensilvania, por ejemplo, los residentes tienen derecho a:
- Ser informado de su estado y de cualquier cambio en su atención
- Copias escritas de las políticas del centro
- Estar libre de sujeciones a menos que sea médicamente necesario
- Gestionar sus propias finanzas
- Elegir su propio médico
- Confidencialidad de su historial médico y personal
- Rechazar el tratamiento
- Expresar sus preocupaciones sin temor a represalias
- Ver a sus familiares y visitantes
OBLIGACIONES DE PERSONAL
Dado que la falta de personal es la causa más común de negligencia, las residencias de ancianos tienen requisitos legales de dotación de personal basados en el número de residentes del centro:
- 59 o menos: Una enfermera titulada (RN) diurna, una RN vespertina y una RN o una enfermera práctica titulada (LPN) nocturna
- De 60 a 150: Un RN en todo momento
- 151 a 250: Un RN y un LPN en todo momento
- 251 a 500: Dos RN en todo momento
- 501 a 1000: cuatro enfermeras de día y tres de noche
- 1001 o más: Ocho enfermeros diurnos y seis nocturnos
El hecho de no mantener estos niveles puede ser una señal de que el centro está incumpliendo su deber para con sus pacientes y no está proporcionando una atención adecuada.
PROTEGER A LOS ANCIANOS DE LOS MALOS TRATOS Y DE LA NEGLIGENCIA
Cuando se confía a las personas mayores a un centro de asistencia o a una residencia de ancianos, se espera que sean atendidas, protegidas y tratadas con dignidad y respeto, pero lamentablemente esa confianza a veces se pierde. A veces, los cuidadores individuales o las instalaciones completas se aprovechan, descuidan o abusan de sus residentes.
Nuestro equipo jurídico tiene una amplia experiencia en la protección de personas mayores vulnerables. Nuestros abogados pueden ayudarle a determinar si se ha producido un abuso o negligencia de ancianos y a obtener la atención y la compensación necesarias para corregir ese mal.
Si tiene motivos para creer que una persona mayor no está recibiendo la atención adecuada, póngase en contacto con Pond Lehocky Giordano inmediatamente en el 1-800-568-7500 o rellene el formulario de esta página.