El pasado otoño, compartí mis reflexiones tras el fallecimiento de la legendaria jueza Ruth Bader Ginsburg. Ahora que celebramos el Mes de la Historia de la Mujer, sería negligente si no volviera a pensar en su legado con motivo de su cumpleaños, el 15 de marzo.
El 18 de septiembre de 2020 es un día que terminó con la trágica noticia del fallecimiento de la jueza Ruth Bader Ginsburg. El anuncio del viernes por la noche llegó mientras escuchaba un documental de la ex gobernadora de Texas, Ann Richards, en Youtube. Me gustaría pensar que esta actividad no es anormal para un cuarentón sin hijos. El jurado aún no ha decidido.
Ann Richards fue la primera mujer elegida como gobernadora de Texas, conocida por su feminismo y sus frases hechas. Era descaradamente liberal y fervientemente pro-abortista. Había llegado al punto del documental en el que Ann juraba como gobernadora. Ann citó al ex presidente John F. Kennedy y afirmó que «hace años John Kennedy dijo que ‘la vida no es justa’ y la vida no es justa, pero el gobierno debe serlo absolutamente». Para mí, esto fue la afirmación de Ann de que la Cláusula de Igualdad de Protección de la Constitución se aplicaría a su administración. Irónicamente, fue en ese momento cuando sentí la vibración de mi teléfono móvil. Leí, «Ruth murió». Mi corazón se hundió inmediatamente. Pocas personas de la comunidad jurídica son conocidas simplemente por su nombre de pila. La jueza Ginsburg tenía ochenta y siete años y las noticias a lo largo del tumultuoso año 2020 habían informado de la reaparición del cáncer de la jueza Ginsburg, pero según todos los indicios, seguía trabajando. Era la única jueza que muchos estadounidenses sabían que estaría de su lado cuando se presentaba un asunto ante el Tribunal, que tenía que ver con la igualdad de protección del recurrente ante la ley. En un momento, ese partidario incondicional desapareció.
En apariencia, Ann Richards y la jueza Ginsburg no podrían ser más diferentes. Ann era afilada y gregaria. La jueza Ginsburg se mostró reservada y erudita. Sin embargo, al hacer una pausa en las horribles noticias que escuché, me di cuenta de que, al igual que Ann Richards, la jueza Ruth Ginsburg era una conocida feminista que también luchó fervientemente por la igualdad de protección para todos los estadounidenses. También creía que el gobierno debía ser justo con todos los estadounidenses. Este artículo se centrará en su defensa de las personas más allá de su género, ya que se ha escrito mucho sobre sus raíces feministas.
En 1973, la futura jueza Ginsburg argumentó ante un Tribunal Supremo compuesto exclusivamente por hombres en nombre de la ACLU y en apoyo de la posición de los cónyuges de mujeres miembros del servicio militar a los que se les negaban los beneficios asociados al servicio uniformado de la mujer a nuestro país. En Frontiero v. Richardson, 411 U.S. 677, 93 S.Ct. 1764, Sharron Frontiero era teniente de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Pidió un aumento de las asignaciones de alojamiento, vivienda y prestaciones médicas para su marido alegando que era «dependiente». Dichas prestaciones se habrían concedido automáticamente con respecto a la esposa de un miembro masculino de los servicios uniformados. Sin embargo, la solicitud de Frontiero fue denegada porque no demostró que su marido dependiera de ella en más de la mitad de su manutención.
La futura jueza Ginsburg argumentó que el estatuto en cuestión, el 10 U.S.C. 1076, discriminaba injustificadamente por razón de sexo en violación de la Cláusula del Debido Proceso de la Quinta Enmienda. Argumentó dos cosas: en primer lugar, como cuestión de procedimiento, se exige a una mujer miembro del servicio que demuestre la dependencia de su cónyuge, mientras que no se impone tal carga a un miembro del servicio masculino y, en segundo lugar, si un miembro del servicio masculino no hubiera proporcionado la mitad de la manutención de su cónyuge, éste seguiría recibiendo las prestaciones, mientras que al cónyuge de una mujer en situación similar se le denegarían dichas prestaciones. En un principio, la futura jueza Ginsburg argumentó que las clasificaciones basadas en el sexo, la raza, la extranjería y el origen nacional son intrínsecamente sospechosas y deben requerir un estrecho control judicial.
En este Mes de la Historia de la Mujer, espero que nuestro bufete, junto con muchos otros profesionales del derecho, honre el legado de RBG en nuestro trabajo hacia un sector jurídico diverso y representativo.
