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Un vertido químico en Bristol podría afectar al suministro de agua de Filadelfia

En la noche del viernes 24 de marzo, una planta química de Bristol (Pensilvania) provocó un vertido tóxico que podría contaminar el agua potable de los habitantes de Filadelfia y de muchas otras comunidades del condado de Bucks. Trinseo Altuglas, fabricante de productos acrílicos, vertió entre 8.100 y 12.000 galones de una solución de acabado de látex en un arroyo que desemboca en el río Delaware. Las autoridades señalaron que el vertido incluye sustancias químicas como acrilato de etilo, metacrilato de metilo y acrilato de butilo, todas ellas nocivas para el ser humano. Si el acrilato de butilo le resulta familiar, es posible que lo reconozca como una de las sustancias químicas peligrosas liberadas al medio ambiente por el descarrilamiento del tren ocurrido en febrero en East Palestine, Ohio.

Los funcionarios vigilan el suministro de agua para detectar riesgos sanitarios

En un comunicado del 27 de marzo, Mike Caroll, subdirector general de la Oficina de Transporte, Infraestructuras y Sostenibilidad de Filadelfia, señaló que cualquier situación de vertido se resolvería el jueves (30 de marzo) a más tardar. Para entonces, los productos químicos ya habrán pasado por la planta de tratamiento de la ciudad. Los guardacostas han declarado que no se han detectado signos de impacto ambiental del vertido, como peces muertos, y han recogido más de 60.000 galones de agua contaminada del Delaware en sus labores de vigilancia.

El Departamento de Aguas de Filadelfia ha estado analizando continuamente el agua desde el incidente. A fecha de martes 28 de marzo, no han mostrado indicios de contaminación en el suministro de agua de Filadelfia. Hasta ahora, sin embargo, sólo han confirmado la seguridad del agua en incrementos, anunciando periódicamente que el agua seguirá siendo segura para beber y utilizar hasta el día siguiente.

Vertidos químicos de las plantas de Bristol: breve historia

Este último vertido químico en el río Delaware dista mucho de ser el primero procedente de una planta de Bristol. La instalación propiedad de Trinseo es sólo una de un grupo de instalaciones propiedad de empresas industriales de Bristol situadas en el Delaware. En consecuencia, organizaciones como la Guardia Costera de EE.UU. y la Agencia de Protección del Medio Ambiente vigilan continuamente la zona en busca de indicios de vertidos o contaminación, y con razón, ya que se han producido no pocos incidentes en este lugar.

En los últimos diez años, los organismos reguladores gubernamentales han detectado al menos cuatro incidentes de contaminación relacionados con emisiones de acrilato.

  • 2010: La planta de Arkema tuvo una fuga de 1.760 libras de metacrilato de metilo durante una transferencia a un tanque de almacenamiento. Según el informe de la EPA, era necesario «excavar y eliminar el suelo contaminado».
  • 2014: La planta química DOW desencadenó una orden de refugio en el lugar para una escuela local y una evacuación de las instalaciones cuando derramaron 300 galones de acrilato de etilo. Los registros del Centro Nacional de Respuesta de la Guardia Costera de los Estados Unidos muestran que los esfuerzos de remediación requirieron la retirada de la tierra y el asfalto contaminados.
  • 2020: Tras determinar que una zona de 60 acres utilizada para el procesamiento químico o de aguas residuales durante más de un siglo (que albergaba las antiguas instalaciones de Rohm and Haas) estaba «contaminada con una variedad de sustancias químicas orgánicas e inorgánicas», la EPA emitió un plan de acción correctiva. Este plan proponía restricciones en el uso del suelo, la vigilancia continua de las aguas subterráneas contaminadas y la rehabilitación del suelo.
  • 2021: Los guardacostas detectan otra fuga de metacrilato de metilo e identifican una tubería de Arkema como fuente.

En cuanto al vertido químico del 24 de marzo, Trinseo ha declarado que su polímero acrílico desbordó su sistema de contención in situ debido a un fallo del equipo y entró en un desagüe pluvial. Desde entonces han detenido voluntariamente todas las operaciones en la planta y tienen intención de dedicar todos sus recursos a gestionar las consecuencias del vertido y a investigar sus procesos y equipos de manipulación de materiales. Tras una revisión interna, esperan reanudar la producción parcial en los próximos días.

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